Charly García ya es Doctor Honoris Causa de la UBA: sorprendió al asistir a la ceremonia donde le dieron el título

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«Gracias a la Universidad por este reconocimiento tan importante, desde ahora pasaré a llamarme Doctor Charly».

Con estas palabras y levantando los dedos en V, rodeado de una multitud que colmó el aula 108 de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, Charly García recibió su Doctorado Honoris Causa.

Charly García en la Universidad de Letras y Filosofía. Foto Emmanuel Fernández

En una ceremonia breve pero emotiva, con el público cantando fervoroso, remeras con su rostro y música de fondo, el artista recibió el máximo galardón que otorga la institución luego de haber sido votado por unanimidad en el Consejo Superior.

En palabras de la titular de la cátedra de Estudios de Música Popular, Lisa Di Cione, fue otorgado por haber sido «artífice de un patrimonio intangible que la universidad debe legitimar y proteger».

Junto a Charly, de izquierda a derecha: Lisa Di Cione (titular de la Cátedra de Estudios de Música Popular, Carrera de Artes, Filosofía y Letras, UBA); Graciela Morgade (vicedecana de Filosofía y Letras UBA); Ricardo Gelpi (rector de la UBA) y Ricardo Manetti (decano de Filosofía y Letras UBA). Foto Emmanuel Fernández

La distinción fue otorgada por su «inestimable aporte a la música y a la cultura nacional», reconociendo su trayectoria artística y su compromiso social a través de la música. La iniciativa partió de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, a través de su Departamento de Artes y la Cátedra de Música Popular.

La propuesta fue aprobada por unanimidad por el Consejo Superior y se destacó su «vigorosa creatividad» y su «notable calidad musical», así como su influencia en la cultura nacional y “por su aporte musical y por el sentido político que han tenido sus canciones en distintos momentos de la historia argentina».

Familiares, amigos y fans de Charly García estuvieron en la ceremonia en la Universidad de Letras y Filosofía. Foto Emmanuel Fernández

Gran expectativa previa

“Supuestamente viene Charly García a Puán, hola”, tuiteó alguien a las 16:15. El run run comenzaba a correr de forma digital. Si bien la noticia se había dado a conocer el pasado 13 de junio, se mantuvo con estricta reserva la fecha y hora de la ceremonia.

Por un lado, debido a la capacidad limitada del aula que, en efecto, se llenó. A la vez, para evitar desbordes y cuidar al propio músico el cual se lo vio, como desde hace un tiempo, trasladándose en una silla de ruedas y con la fragilidad propia de sus 73 años vividos al calor del arte y el rock and roll.

El aula 108 se llenó para la ceremonia de Charly García. Foto Emmanuel Fernández

Pasadas las 16:30, el aula 108 ya se encontraba colmada y gran cantidad de personas, de todas las edades, se agolparon detrás de una fila de escritorios que formaban una suerte de cerco. A un costado, una serie de vallas trazó un camino reservado para el paso del emblema del rock argentino.

Remeras con la tapa de Clics modernos se mezclaron con camperas impermeables y paraguas. El publicó enfrentó la lluvia constante y salió airoso. Todo sea por compartir al menos unos minutos cerca de su máximo ídolo que, tal como expresaron las autoridades de la UBA, unió generaciones.

Un cartel escrito con letras rojas se destacó durante la espera y despertó varios aplausos: “Los dinosaurios van a desaparecer. Defendamos la Universidad Pública”.

Entre el humo del cigarrillo, que aún circula dentro de las paredes de Filo, y algunos mates que circulaban, más y más personas se acercaron hasta el aula en donde la locura oficial dio comienzo al acto alrededor de las 17. Los stickers de diferentes agrupaciones que se borronearon uno sobre otro pegados en el respaldar de las sillas formaban una suerte de collage deforme que remitía a las paredes grafiteadas del departamento de Charly ubicado en la avenida Coronel Díaz.

Un piano y un órgano ubicados al costado del escenario despertaron algunas dudas: ¿Charly tocaría de sorpresa? Finalmente quienes tocaron algunas versiones de su vasto repertorio fueron músicos de la cátedra de Estudios de Músicas Populares.

Los discursos

Ni bien la locutora mencionó el nombre de la leyenda del rock argentino, el auditorio estalló en aplausos. A continuación, la Vice Decana de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, Graciela Morgade, resaltó algo que se respiraba en el aire: “No podemos más de la alegría”.

Mencionó que Charly compuso “la banda sonora de nuestras vidas” y aclaró que Charly “está viendo este acto”. Destacó que Charly “nos hizo creer que los dinosaurios iban a desaparecer y seguimos confiando en eso”.

Ricardo Manetti, Decano de Filosofía y Letras. Foto Emmanuel Fernández

Ricardo Manetti, Decano de Filosofía y Letras, expresó que “no hay dudas que Charly nos reúne a todos. Es un símbolo de la cultura nacional”. Describió que “Charly es (sic) las contradicciones que tiene este país. Tiene los blancos, los negros y los grises que tienen todos los argentinos”.

Y se coló también la película del momento, Homo Argentum, de Mariano Cohn y Gastón Duprat en sus palabras: “No ese Homo Argentum que quiere presentar ese cine que de argentino tiene poco”. Concluyó: “Charly es nacional y popular. Por eso recibe este Honoris Causa que valora a aquellos que transformaron el pensamiento, el campo artístico, creativo y que nos ha hecho mejores personas”.

Lisa Di Cione, Titular de la Cátedra de Estudios de Músicas Populares, fue la encargada del Laudatio del Doctorado Honoris Causa, la tradicional lectura que resume los antecedentes y méritos de la persona homenajeada. “Destaco su creatividad musical y su búsqueda vanguardista”, comenzó.

Resaltó como García combinó el lenguaje del rock con el tango, el jazz, el folklore, la música académica y, por último, el mashup digital. “Combina complejidad técnica y semblante popular”, continuó y repasó su trayectoria más allá de la música, comentando su trabajo en cine junto a los realizadores Raúl de la Torre y Gustavo Mosquera R., y su libro Líneas paralelas. Finalizó: “Su único adversario es la hipocresía”.

Mientras finalizaba su discurso, el público más próximo a las vallas por donde pasaría Charly comenzaba a impacientarse. Tanto fue así que un banco de aquellos que formaban un cerco de contención se cayó al piso. Finalmente, no pasó a mayores. Más allá de cualquier estereotipo rockero, todo salió tal cual lo planeado.

La entrada de Charly

Luego de una última advertencia del Decano (“Cuidemos a Charly”), Carlos Alberto García Moreno avanzó, acompañado de un hombre que lo conducía, con su silla de ruedas rodeado de sonrisas y flashes. Con una boina multicolor, ocupó su lugar sobre el escenario y luego de unas breves pero contundentes palabras recibió su diploma.

Charly García en su ingreso a la UBA. Foto Emmanuel Fernández

“¡Atención, atención, Charly te saludan los soldados de Perón!”, cantó un grupo de estudiantes mientras los músicos de la cátedra despidieron a Charly con unos cuantos covers más. De a poco, la vida universitaria retomaba su pulso habitual. Al interior de las aulas, muchos profesores continuaban dando clase.

Sin embargo, algo había cambiado. La Universidad Pública, en una Facultad dedicada al estudio y reflexión sobre el lenguaje, premió al artista que mejor supo poner en palabras el sentir popular. Parafraseando una de sus tantas letras inmortales, te pueden corromper, te puedes olvidar, pero Charly siempre está. Mejor dicho, el Doctor Charly.

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