El trigo y la cebada cuya siembra los productores definen por estos días sumarían 25,6 millones de toneladas, según estimó la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
Con un clima que se presenta favorable para la siembra, y con una ecuación económica que permite mantener los planteos tecnológicos promedios, se espera que el área sembrada de trigo alcance los 6,7 millones de hectáreas, con una producción estimada en 20,5 millones de toneladas. Mientras que la superficie destinada a la cebada se ubica en 1,3 millones de hectáreas, con una producción proyectada de 5,1 millones de toneladas.
Ramiro Costa, gerente de Estudios Económicos de la entidad indicó que este año hay condiciones económicas más favorables para el productor. En cuanto a precios, el trigo cotiza levemente por encima del año pasado (+3%), aunque aún se ubica un 5% por debajo del promedio de las últimas cinco campañas. Sin embargo, la baja en los costos mejora la relación insumo-producto y permite proyectar una leve mejora en la rentabilidad proyectada. Este escenario sería aún más favorable si se mantuviera la reducción en los derechos de exportación del 12% al 9,5%. Además, se proyecta un uso de tecnología al menos igual, e incluso algo superior, al de la campaña pasada, lo que refuerza las perspectivas productivas positivas.
En ese sentido, estos cultivos de color amarillo se podrían convertir en más verdes (color del dólar) con una sostenida baja de retenciones, que alentaría a una mayor siembra y con alto paquete tecnológico, que rendundaría en una cosecha más voluminosa a fin de año, y más temprano que tarde en más divisas que esta semana el presidente Javier Milei pidió al campo que liquide (ver Hora de desparasitar).
Costa destacó que, en los últimos diez años, Argentina ha mantenido un nivel de exportaciones de trigo relativamente estable, con un promedio de 10 millones de toneladas anuales, mientras que otros países exportadores continúan ampliando su participación. Esta dinámica ha llevado a una pérdida gradual de participación argentina en el comercio mundial. De cara al futuro, se espera un crecimiento moderado en las exportaciones argentinas, aunque fuertemente condicionado por la competencia de otros orígenes.
Este escenario expone la necesidad de profundizar cambios que mejoren la competitividad del país. En los últimos meses se han observado avances importantes en materia de estabilidad macroeconómica y desregulaciones que permitieron ganar eficiencia y reducir costos. Ese camino, favorable, debe continuar para consolidar el salto que el agro argentino está en condiciones de dar.
Sobre el aporte económico de ambas cadenas, Costa, destacó que el valor agregado de las cadenas de trigo y cebada sería de US$ 4.723 millones, 31% más que en la campaña anterior. A la expansión de superficie y del volumen, se suma el efecto positivo de la relación entre los precios del trigo y sus costos de producción. Adicionalmente, se proyecta que las exportaciones de estos cereales experimenten una mejora del 15%, alcanzando un valor de US$ 4.225 millones.
José Martins, presidente de la Bolsa de Cereales, valoró positivamente algunas medidas recientes del gobierno argentino como la salida del cepo, la unificación cambiaria y la desburocratización, considerándolas pasos hacia adelante para la normalización del país y su capacidad para competir con otros países de la región. Pero señaló que aún quedan cosas por hacer, especialmente en todo lo relacionado a la carga tributaria y la necesidad de incentivar la inversión y la producción para lograr mayor cosecha y un desarrollo sostenible.