Fabra, titular en la Bombonera después de casi 500 días: así lo recibió la gente

26/01/2025 18:51hs.

Seguramente ni él mismo lo hubiera imaginado. En ese momento y tal vez menos cuando el tiempo fue pasando. Fue un viernes, uno en el que la expectativa estaba bien alta pensando en el objetivo mayor, que en aquel entonces era quedarse con la Copa Libertadores, con la final ante Fluminense a la vuelta de la esquina. Aquel 20 de octubre Boca le ganaba a Unión 2 a 1 y Frank Fabra jugaba desde el arranque, sin saber que por mucho tiempo esa escena no se repetiría.

Claro, porque lo que el destino le tenía preparado al colombiano en lo inmediato era un sinsabor importante: en el partido clave del año -jugado en Río de Janeiro un par de semanas después- el lateral se iría expulsado por un acto infantil al darle un cachetazo a un rival, minutos después del 2 a 1 definitivo y de que Flu se quedara con un hombre menos. Y a partir de ahí, su vida en el Xeneize cambió para siempre.

Porque el colombiano quedó apuntado por la gente por esa acción (y otras similares en el pasado) y desde el primer día del 2024 fue silbado cada vez que la voz del estadio lo nombró y cada vez que le tocó ingresar en la Bombonera, al menos en el inicio del año. Así, fue perdiendo terreno y ya en el final del ciclo de Diego Martínez parecía que su suerte estaba echada y sus días en el club se encaminaban al final.

El click Gago

Sin embargo, la llegada de Fernando Gago (siendo él el único del plantel actual xeneize que compartió equipo con el DT), lo revitalizó: por la confianza en sus virtudes y por la insistencia en que se ponga bien físicamente. Así, fue sumando minutos y partidos pero con una particularidad: hasta acá, no había vuelto a jugar desde el arranque en el Templo.

Y finalmente, este domingo ante Argentinos lo hará. Será el lateral izquierdo de una defensa que completarán Luis Advíncula, Lautaro Di Lollo y Marcos Rojo. Y ya en la previa se pudo adivinar que se trata de un ciclo nuevo y con la esperanza de que sea mejor, porque cuando la voz del estadio anunció su nombre, esta vez no hubo silbidos ni rechazos. Al menos no tan sonoros ni unánimes como en otros tiempos. En cambio, hubo una mezcla de aplausos y alguna tibia reprobación. Signos de una nueva etapa.