Con la participación de 30 embarcaciones y más de 300 vecinos, el Municipio de San Isidro realizó la primera procesión náutica del distrito para conmemorar al santo patrono y como parte de las actividades que se realizaron durante toda la semana.
La imagen de San Isidro Labrador recorrió la costa sanisidrense a bordo de un barco acompañada por diferentes embarcaciones y un catamarán que transportó a los vecinos que participaron en una convocatoria realizada por la municipalidad.
Desde el muelle de Roque Sáenz Peña partió la procesión que se dirigió hacia la farola de San Isidro, para luego continuar por el canal costero hasta llegar al club Sudeste. La caravana náutica retornó hacia la farola y recorrió el canal de acceso hasta el club de Veleros y el club Azopardo, para terminar en el Club Náutico San Isidro. Representantes de todos los clubes náuticos y de distintas ONG se sumaron a la travesía acuática junto al equipo de deportes municipal que participó con la Colonia de Juveniles con lanchas y kayaks.
Como parte de los festejos por San Isidro Labrador, la imagen del santo patrono recorrió durante varios días distintos puntos de todas las localidades del distrito. El miércoles, a las 17.30, se realizará la tradicional procesión por el casco histórico. A las 18.30 será la misa en la Catedral de San Isidro.
“Es muy emocionante ver cómo nuestra comunidad se une para celebrar a San Isidro Labrador. Fue un evento muy lindo, que se realizó por primera vez y ya es una tradición. Este recorrido no solo nos permite rendir homenaje a nuestro santo patrono, sino que también nos da la oportunidad de disfrutar de la belleza de nuestro entorno natural y fortalecer los lazos comunitarios”, afirmó el intendente Ramón Lanús desde una de las embarcaciones.
El evento contó con la presentación de la Banda de Música de la Escuela de suboficiales de la Prefectura Naval Argentina, que incluyó el himno nacional entre su repertorio, antes de que zarpen las embarcaciones.
Una vez finalizado el recorrido, se realizó un picnic comunitario en el espacio público lindante al muelle. Hubo una amplia variedad de actividades para toda la familia con foodtrucks y juegos para todas las edades.
Entre las propuestas se realizó un jenga gigante donde dos competidores se turnaban para quitar bloques de una torre y reconstruirla sin que se derrumbe. También el gruyere, un juego individual que requiere habilidad para guiar una pelota a través de un laberinto vertical hasta llegar a la meta superior; y el cornhole, una actividad interactiva de puntería.
LA NACION