Quisiera preguntarle al señor Pablo Moyano si él o alguno de los gremios que se adhirieron al paro va a reintegrarme el presentismo que se me va a descontar por no poder asistir a mi lugar de trabajo. Una vez más, los sindicalistas se hacen ricos con la pobreza de los ciudadanos que dicen representar.
María Trinidad Berbery
DNI 18.287.449
El fracaso sindical
Es imposible negar el empobrecimiento social y económico de la clase trabajadora ocurrido en los últimos 20 años. En dos décadas “de lucha”, la CGT consiguió poco o nada (más nada que poco) y la realidad lo refleja. Dicho esto, y frente a semejante fracaso de la gestión sindical, en vez de celebrar este paro general como uno de sus grandes éxitos, los dirigentes cegetistas deberían asumir la triste pobreza de sus logros.
César Monicat
Gracias señor Damián Nabot por su nota del 4 de mayo. La postulación de Ariel Lijo ha hecho sonar las alarmas y llueven críticas lapidarias desde los más variados ámbitos. Sin embargo, usted desenmascara cuestiones más alarmantes aún, que involucran manipulación al más alto nivel y por razones que no tienen relación alguna con la evaluación de cualidades profesionales y morales indispensables para acceder al máximo tribunal. Preocupa el empecinamiento en forzar ese nombramiento resistido unánimemente: “Eslabón crucial en la compleja trama de intercambio de favores y dinero entre sectores de la Justicia” (Daniel Bilotta); “el mejor anestesista de la Justicia” (César Dossi, Clarín); “la lupa podría incluir el pacto con Lorenzetti, expresión de la casta judicial si las hay, y el más oscuro de los jueces de la Corte” (Ricardo Roa, Clarín). Y tantas otras voces alertando sobre una temeraria decisión del Ejecutivo, siendo que “Lijo es la quintaesencia de la casta que arruinó al país” (editorial de la nacion), la que el Presidente prometió erradicar. Lo suyo, señor Nabot, es un refrescante antídoto frente a las sorprendentes declaraciones de un altísimo funcionario, explicando que la integridad y ética de Lijo pasan por ser un apasionado de los animales, pero no de la ropa o los automóviles, saber dónde vive, que los empleados lo adoran y que no baila en televisión…
Deseando fervientemente que a Javier Milei le vaya bien en la ciclópea tarea que emprendió, me uno a todas esas voces. Que las fuerzas del cielo –o de la ciudadanía– lo inspiren para mantener la coherencia con sus ideales y con el rumbo que nos lleve a buen puerto.
Helena Uriburu
DNI 6.699.562
Códigos agresivos
Sin duda, somos muchos los que agradecemos a quienes dan la batalla cultural en pos de devolver a Occidente los valores que acogen la dignidad humana. Pero, en ocasiones, he visto que algunos devienen en adoptar un barniz despectivo que fomenta aún más la violencia de los disidentes. Desde mi humilde opinión, opaca el debate de ideas. Es preciso no perder el foco del sentido real de la lucha, que va más allá de ganar el debate y de una plausible argumentación y tiene que ver con buscar dignificar a todo ser humano, así sea concebido cual “enemigo”. Considero que no es una cuestión de mera forma, sino que hace al fondo; gana realmente quien no cae en los mismos códigos agresivos que emplean quienes los atacan.
Isabel Saravia
Hace algunos años escribí sobre Pallarols resaltando su talento y su humanismo, ambos superlativos y potenciándose. A ello cabría agregar su argentinidad, su obsesiva búsqueda del ADN esencial que nos convoca e invoca como compatriotas, es decir, hijos de un mismo padre. Y nada mejor para ello que la platería, la preciosa elaboración del metal que nos constituye y vertebra. ¿No nos llamamos acaso República Argentina, es decir, de plata? ¿Acaso Buenos Aires no fue fundada para dar salida ilegal a las ubérrimas extracciones de las minas de Potosí, entonces parte de nuestro territorio? ¿Acaso el Río de la Plata no era la vía lacustre que aproximaba a los codiciosos aventureros al Cerro de Plata? ¿Acaso la plata no sigue siendo nuestra forma de designar a la moneda de cambio? ¿Acaso cuando hubo que bautizar a la capital de la nueva provincia no se eligió La Plata, sin más motivo que el hábito? Algo también admirable en la obra del maestro Pallarols es su convicción del arte colectivo; en estos tiempos en que tanto se bastardea la palabra inclusivo, Pallarols lo traduce genialmente en los miles de golpes de cincel que tantas personas anónimas pueden llamarse coautoras de obras que se han ganado la eternidad, como bastones presidenciales y el busto de Eva Perón.
Pero esta vez el gran orfebre produce un poderoso deslizamiento significante, y ya no es solo la bellísima flor de plata la que nos convoca a la unión ante la guerra, sino también la de bronce, el metal asociado a la guerra. Nada mejor para convocar a la paz, desviando la significación de los casquillos de bala y rezagos bélicos transformados por verdaderos combatientes en ese arte supremo que solo genios como Pallarols son capaces de lograr. Y como si esto no le bastara para convocarnos y conmovernos, nos incita a elevar nuestras miradas y extasiarnos con los inimitables cielos incendiados de nuestra pampa. Como si Il Tintoretto e Il Veronese tomaran mate debajo de un ombú.
Muchas gracias, maestro.
Pacho O’Donnell
DNI 4.381.587
Nacional Clásica
Qué placer volver a escuchar a Radio Nacional Clásica con mucha música y pocas palabras. Después de años de mala programación definida por intereses políticos, se nota que el manejo actual está en las manos cariñosas de su personal estable. Ojalá siga por este camino.
Harry Ingham
DNI 4.149.607
La adhesión al paro se notó en las calles de la ciudad
“Por el transporte público, ¡si no, estarían trabajando!”- Pato Brunini
“Fui a trabajar. El país no sale parando todo. Hoy se perdieron millones”- Marisel Giraudo
“Qué paciencia e impotencia… ser rehenes de todos esos sindicalistas millonarios”- Marina Abasto
“Para haber paro de trenes hay mucha actividad, o sea, fracaso”- Julio Montes
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