Ya lo había dejado entrever en varias entrevistas y hasta en una publicación en redes sociales esta semana, pero este domingo, el porteño Diego Schwartzman anunció oficialmente cuándo le pondrá punto final a su carrera como profesional. El ‘Peque’, en medio de una crisis de resultados que se extendió más de lo que hubiera querido en el tiempo, realizó un posteo en su cuenta oficial de Instagram para contar que su «animal competitivo» le impide «disfrutar, jugar y viajar como solía hacerlo».
«¡Qué viaje! Cuántos momentos que jamás imaginé, cuántas anécdotas que jamás soñé, cuánta gente conocí que me ayudó a crecer, que me enseñó tanto, que me convirtió en un jugador y una persona mucho mejor de lo que alguna vez alguien creyó que sería incluyéndome«, empezó su posteo, quizás siguiendo el que había realizado el pasado lunes, en forma sugestiva.
Y completó, mientras los saludos de colegas, otros deportistas y figuras de diferentes ámbitos se sucedían segundo a segundo: «Cada rincón de la cancha, cada segundo entrenando, cada punto compitiendo, cada momento fui inmensamente feliz. Lo viví con tanta intensidad que hoy me resulta difícil mantener. Todos esos momentos tan lindos se han convertido en algo que hoy lleva peso y me cuesta seguir disfrutando plenamente. Por un lado, dejar una vida que me dio tanto es una decisión demasiado difícil, pero por otro lado, lo feliz que fui jugando al tenis me impulsa a seguir queriendo mantener la sonrisa dentro y fuera de la cancha como siempre lo hice. Sin embargo, hoy esa sonrisa por momentos me cuesta encontrarla. En mi interior, un animal competitivo me impide disfrutar, jugar y viajar como solía hacerlo».
Luego anunció cuáles, dentro de su deseo, son los últimos torneos que quiere disfrutar, sabiendo que irá a jugar las qualys del Masters 1000 de Roma -donde fue finalista en 2020 con victoria sobre Rafael Nadal incluida- y Roland Garros -ese mismo año perdió en semis ante Nadal-, los torneos más importantes donde consiguió mejores resultados. En el Foro Itálico enfrentará este lunes, en la primera ronda de la fase previa, al español Albert Ramos Viñolas, el mismo rival que lo eliminó hace una semana en la clasificación de Masters 1000 de Madrid.
«Quiero que mis últimos torneos sean una decisión propia. Que este 2024 sea de esa manera, ojalá teniendo la oportunidad de competir en los torneos que más disfruto. Y en 2025, en Argentina, poder tener mi momento final, el más hermoso cierre que pueda imaginar«, sostuvo, pensando en ese ATP de Buenos Aires, donde fue campeón en 2021 y donde pondrá punto definitivo.
El lunes, la eliminación en la Caja Mágica ante Ramos Viñolas, tras estar set y break arriba en el marcador, había sido un detonante, porque los malos resultados seguían acumulándose y desgastándole la cabeza. «Final del viaje…», escribió el Peque en su cuenta de Twitter. Tres palabras que se hicieron virales rápidamente y llevaron a muchos a especular sobre su significado.
«Me costó un montón jugar la qualy en el Abierto de Australia, me fundió verme ahí después de muchos años. Llegué allá con tiempo y el club no estaba ni abierto. Ni siquiera tuve locker con nombre propio. Fueron todos pequeños golpecitos que me hicieron tener una semana malísima. Después de eso, no sé si voy a ir a Roland Garros si tengo que jugar la qualy. Digo ‘Che si la voy a pasar como el orto, ¿para qué voy a ir?’. Prefiero quizá armar el calendario para poder jugar en el cuadro principal de Wimbledon», había contado.
Tal vez ese posteo lleno de misterio se refería a esa situación. Porque ubicado en el 142° escalón del ranking, a Schwartzman no le quedaría más opción que disputar la clasificación del «grande» francés, en el que vivió hace cuatro años uno de los momentos más lindos de su carrera.
El porteño, de 31 años, está sufriendo su carrera desde hace un tiempo. Tras aquel 2020 soñado, se mantuvo un tiempo en lo más alto. En 2021, incluso, logró conquistar el Argentina Open y celebró ante su gente su cuarto título ATP. Pero el segundo semestre de 2022 marcó un quiebre.
Tras caer en la tercera ronda del US Open, hilvanó seis derrotas y ya no volvió a ganar un partido ese año. En 2023 acumuló un récord de 13 victorias y 25 caídas. Recién pudo sumar tres triunfos consecutivos en un cuadro principal en octubre en Shanghai (perdió en octavos) y cerró la temporada afuera del top 100 (114°), tras haberla arrancado 25°.
En una charla con Clarín durante su breve paso por ATP porteño de la pasada temporada (perdió en el debut), contó que en 2022 había sufrido ataques de ansiedad cuando las cosas no salían como había planeado y que se castigaba mucho porque no quería perder el terreno ganado.
«Había partido en los que, cuando iban 50 minutos de juego, tenía todo el cuerpo acalambrado y no sabía por qué. Fue duro porque eso te genera ansiedad y perdés un poco el control. Me pasó en otras situaciones afuera de la cancha también. Lo trabajé, busqué soluciones y hoy estoy mejor, más allá de que los resultados no se dan», dijo en ese momento.
Pero también se permitía tratar de lo que había conseguido. «Cuando era chico, ni yo ni nadie pensaba que iba a lograr todo lo que logré. Entonces, ¿qué puedo criticarme de mi carrera? A veces me cruzo con gente que me frena y me recuerda lo que logré o me dice cosas lindas y entonces digo: ‘Che, ¿dónde está el problema?’. Y no está el problema. ‘¿Cómo puede ser que esté tan quemado y que pierda de vista las cosas que fui logrando por un par de meses malos?’. Pero uno a veces entra en una vorágine que no lo ve tan claro. Perdí un partido de tenis, no estoy jugando bien… Ojalá pueda volver a hacerlo pronto, pero creo que con todo lo que logré, no hay margen de crítica», reflexionó, ilusionado con la posibilidad de una recuperación.
Pero aunque no dejó de luchar, el Peque no volvió a encontrar su mejor versión. El festejo en el debut del ATP de Tokio 2023 ante Francisco Cerúndolo, una semana después de su paso por Shanghai, fue el último que consiguió en un main draw. En este 2024, perdió los seis partidos que disputó; solo ganó en las qualys.
En los primeros meses del año recibió dos golpes que le dolieron mucho. En enero, perdió en la clasificación del Australian Open y por primera vez en diez años se quedó afuera de un Grand Slam, tras 36 participaciones consecutivas. Y en febrero, cayó en la ronda inicial de Buenos Aires ante el colombiano Daniel Galán y se despidió por segundo año consecutivo en el debut de un torneo en el que fue finalista tres veces (y ganó en una ocasión).
Tras esa durísima derrota, abrió el corazón y reconoció que, si las cosas no cambiaban, el final parecía inevitable.
La historia no se modificó y el Peque ya empezó la despedida…