A Lisandro Almirón no le tocaba un desafío menor: el candidato a gobernador de Corrientes por La Libertad Avanza debió someterse a las urnas en medio de un escándalo de corrupción de su partido a nivel nacional que ocupaba la centralidad mediática. Y para el cierre de campaña recibió a Karina Milei, mientras el país hablaba del presunto 3% de coimas que se llevaba la secretaria general de la Presidencia. Todo mal.
Pero aún con la mochila que le tocó cargar a Almirón, su performance encendió una alarma en Casa Rosada: el candidato no alcanzó el 10% de los votos y quedó cuarto. A los libertarios les cuesta traccionar electoralmente cuando salen del AMBA.
Sospechado. Tampoco es que Almirón llegara a las urnas sin una mácula. La Justicia investiga una maniobra en la cual Karina Milei donaba mercadería secuestrada por Aduana a fundaciones amigas. Por ley, la secretaria general puede disponer de los bienes retenidos por la agencia, pero lo polémico del asunto es que «El Jefe», como la apoda su hermano, no lo hacía con fines solidarios, sino para favorecer a los propios.
Al entorno de Almirón le tocó una buena tajada. Según la investigación, revelada públicamente en mayo por el programa «Odisea Argentina», Karina Milei habría donado 14 aires acondicionados y casi 22 mil artículos electrónicos.
La fundación que los recibió es “Gea Madre Tierra”, presidida por José María Oderda, padre adoptivo de la esposa del ex candidato a gobernador libertario, y de la que es tesorera su hermana, Cinthia Almirón.
A la Fundación Gea no se le conoce perfil solidario alguno: organiza cursos sobre políticas públicas socioeconómicas y empresariales, pero no realiza trabajos sociales. Tiene poca actividad en redes y la única defensa que esbozó tras el escándalo fue retuitear una teoría conspirativa de Lilia Lemoine: “¡Qué casualidad! Exponemos que el ministerio del odio cobra de la política y opera a nuestro espacio y al toque empiezan las operetas contra Sapucay Almirón”, escribió la diputada entonces. Nadie se animó a dar explicaciones sobre el asunto, publicado en el Boletín Oficial.
Almirón tampoco zafó de los escándalos familiares. Un mes antes de la elección, un primo suyo contó en medios locales que el actual diputado había falsificado la firma de su abuela, un día antes de que muriera, para quedarse con su casa. Almirón, en complicidad con sus hermanos y una escribana amiga, habrían falsificado documentos públicos para apoderarse del inmueble, según atestiguó su pariente.
De acuerdo a los peritos que intervinieron en la causa, la firma del documento no coincidía con la de su cédula de identidad. “Es una imitación burda”, adujeron. El hecho habría ocurrido en 2013 y el expediente aún tramita en los juzgados de Corrientes. Cuando Almirón asumió como diputado nacional, la causa ya avanzaba en la Justicia.
Futuro. A pesar de la dura derrota, Almirón tiene un activo en La Libertad Avanza: goza de la plena confianza de Karina. Su problema es que la banca en Diputados se vence este diciembre y para conservar su lugar, los libertarios eligieron una candidata con peso propio: la vedette Virginia Gallardo.
“Sapucay” cerró la campaña con Karina, en una caravana que terminó de manera violenta, cuando algunos manifestantes fueron a increpar a la secretaria general, en medio del escándalo de las coimas. “Se movilizó gente con pancartas para vandalizar el acto”, protestó Almirón el día de la elección, apuntándole al gobierno provincial. “Nosotros tuvimos muchas manifestaciones pacíficas en Corrientes, nunca tuvimos problemas”, le contestó el gobernador Gustavo Valdés. Su hermano, Juan Pablo, ganó la elección y lo sucederá en el cargo (ver recuadro).
Almirón tendrá que transitar el llano hasta que pueda acomodarse políticamente. Le demostró a los Milei lealtad, algo que es bien valorado por los hermanos. En marzo se agarró a piñas con Oscar Zago, otrora libertario, en pleno recinto de Diputados para darle lugar a Martín Menem a levantar una sesión que venía complicada. Les demostró que estaba dispuesto a todo.
Acomodarse a lo que venga tampoco le sería un problema mayúsculo. Hijo de una dirigente provincial reconocida, la familia Almirón fue surfeando entre alianzas con radicales, peronistas y macristas, de acuerdo a lo que el momento político pedía. Si el futuro no es libertario, “Sapucay” estará listo para emigrar.
Tras la derrota electoral del domingo 31, Almirón no dio la cara. De hecho, hizo silencio por varios días. Recién reaparecería a través de un tuit el miércoles 3 para reconocer el resultado. “Aunque no fue lo que esperábamos, valoramos la experiencia y el compromiso de nuestro equipo y de quienes nos apoyaron”, escribió.