El Juego del Calamar: sin spoilers, las claves del impactante final de la serie de Netflix

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Con menos carga de violencia de la que se esperaba tras las dos temporadas anteriores, y una resolución que dejará a muchos con la boca abierta, Netflix estrenó hoy viernes 27 de junio la tercera y última temporada de El juego del calamar, la serie surcoreana que marcó un hito en la breve historia del streaming mundial

¿Es menos violenta porque el Jugador 456 (Lee Jung-jae), el que había ganado un Juego del calamar y vuelve a ingresar con la convicción de desenmascarar a todos y terminar con el Juego, está como ido, apático una vez que regresa, con vida, al enorme dormitorio, suerte de SUM, en el que el resto de sus compañeros le cuenta que muchos de los que lo acompañaron en su acto de rebeldía contra el Líder y el Juego en sí, terminaron masacrados?

En la temporada completa, los seis episodios que ya vio Clarín, ya no importan tanto los juegos, y qué juegos son -quedaban tres al final de la segunda temporada- sino las relaciones entre los personajes, los “buenos” y los malos”.

Un Juego del calamar sin medias tintas

Porque en El juego del calamar no hay puntos intermedios ni medias tintas. Están los que se quieren retirar, pero que pierden cada vez que termina un Juego por una elección “democrática”, y los que desean quedarse a toda costa para ganar el pozo multimillonario.

El Jugador 456, el que regresó para acabar con el Juego. ¿Volverá a ganar? Fotos Netflix

Con franqueza, todos queremos que el Jugador 100 (seamos sinceros: a los participantes los reconocemos más fácil por los números que llevan en sus mamelucos que por sus nombres, que por algo se los pusieron), el más adulto y tramposo, pierda de una buena vez. Lo mismo que la 044, la señora que habla mucho del karma, pero que se aprovecha de todos.

Hay más personajes que siguen en el juego porque quieren y saben que si mueren muchos y ellos sobreviven, el pozo acumulado a repartir es mayor en cantidad para los que logren llegar al final.

Tras el sangriento final de la Temporada 2, el Jugador 456 está como ido…

En ese sentido, El juego del calamar 3 refuerza las características de los personajes, pero no las amplía, ni las modifica.

El Jugador 456 en estado zen

Con el jugador 456 -que participa, pero “no por el dinero”, igual que Sonny, el personaje de Brad Pitt en F1: La película, otro estreno, pero en cines de esta semana- en estado semi zen, la carga emotiva pasa por otros participantes. La historia tiene, como se había abierto en la temporada anterior, tres subtramas: la de los participantes, la de la jugadora que quiere escapar por su cuenta haciéndose pasar por un soldado de mameluco rosa y máscara negra, y la del detective que va y viene a bordo de un barco buscando la isla de la que logró escapar una vez que el Líder -¡su hermano!, que se hizo pasar por el jugador 001- le disparó en un hombro.

El Líder, recibiendo a los invitados VIP. ¿Por qué esta temporada es menos violenta?

Ah, en esta temporada la presencia de los VIPs, los hombres y la dama que pagan fortunas por presenciar en directo los juegos y cómo se van muriendo y/o matando los jugadores entre sí, llegan unos cuantos episodios antes del final.

Un juego bien morboso

De los tres juegos, de morbo similar, hay uno que se acerca más al término espeluznante: los participantes deben sacar una bola roja o azul, y se dividirán en dos grupos para jugar a las escondidas (para los no iniciados: todos tienen que ver con juegos de la infancia, con una vuelta retorcida). Y los que se esconden tras puertas a las que pueden acceder, o no, con una llave que les han dado, deben encontrar la salida antes de que los encuentren los del otro bando y los maten: ahora tienen que eliminarse entre sí, y si los que deben matar, llegado el tiempo límite, no asesinaron a nadie, zas, mueren acribillados por los soldados de mameluco rosa.

La «abuela», la jugadora 149, ¿llegará al final?

El protagonismo que en cierta manera pierde el jugador 456 lo ganan la pareja 222 y 333, la embrazada y el novio que la dejó, y que busca reconciliarse. También la “abuela” (149) y su hijo de pocas luces (¡el 0007!, si se enterara Ian Fleming), y el mencionado 100 y el número 120, el personaje transgénero.

Y ese cameo…

Obviamente con el paso de las temporadas y de los juegos cuesta sorprendernos, pero esperen al final del Episodio 5, no tanto por su resolución en imágenes, sino por cómo queda planteado el Juego, y si bien no hay escenas postcréditos que adelanten o que presumiblemente pueda ser un spin-off u otra serie, vean el cameo del final.

Park Gyuyoung, la actriz que compone a la jugadora rebelde, que quiere escapar como sea.

La última temporada de El juego el calamar no ofrece tanto material para el debate sociológico -los ricos provechándose de la miseria de los pobres o endeudados; las desigualdades en la sociedad surcoreana; los límites morales y éticos, el comercio de órganos- porque, si no se agotaron, estuvieron más presentes en las dos anteriores.

El final es digno, tiene su tono épico como muchos fans aguardaban, pero cuando a El juego del calamar comenzaba a pasarle lo que a Peaky Blinders o El cuento de la criada -la reiteración, por falta de nuevas ideas- la decisión de darle un punto final la dejará bien parada en la memoria de los espectadores.

“El juego del calamar”

Muy buena

Temporada 3. Seis episodios. Creador: Hwang Dong-Hyuk. Con: Lee Jung-jae, Lee Byung -hun, Tom Choi, Wi Ha-joon. Disponible en: Netflix.

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