La posibilidad de que el dólar oficial en Argentina caiga a $1.000 ha generado un intenso debate en el ámbito económico y político. Según las proyecciones del Banco Central de la República Argentina (BCRA), esta reducción en la cotización de la divisa norteamericana se atribuye a una combinación de factores macroeconómicos sólidos, como el fortalecimiento de las reservas internacionales, el superávit fiscal y la eliminación de la emisión monetaria.
El contexto actual se enmarca en el nuevo régimen de flotación administrada con bandas cambiarias, implementado por el gobierno de Javier Milei. Este esquema establece que el dólar oficial se moverá dentro de una franja que va desde los $1.000 hasta los $1.400, con ajustes mensuales del 1% en ambos extremos.
Cuando la cotización se acerque al piso de la banda, el BCRA intervendrá comprando dólares para acumular reservas, mientras que, si se aproxima al techo, venderá divisas para contener presiones inflacionarias.
Federico Furiase, director del BCRA, ha destacado que la estabilidad del dólar, que recientemente cerró cerca de $1.125, se debe a «macrofundamentos sólidos». Entre los factores clave mencionados por Furiase se encuentran el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que incrementó las reservas líquidas de libre disponibilidad, y el saneamiento del balance del Banco Central.
Además, el superávit fiscal ha permitido retirar pesos de circulación, congelando la base monetaria y reduciendo la presión sobre los precios. El impacto de estas políticas también se refleja en la entrada de capitales extranjeros al mercado local y en la liquidación de divisas del sector agroexportador antes del aumento de retenciones previsto para junio.
Estas medidas han contribuido a la estabilidad cambiaria y han reforzado la credibilidad del gobierno en el manejo de la economía. Por su parte, el presidente Javier Milei ha defendido este esquema como una herramienta para reducir la inflación y acumular reservas adicionales.
Piso
Javier Milei ha señalado que, si el dólar alcanza el piso de la banda, el BCRA podría comprar hasta $4.000 millones en divisas. Sin embargo, esta estrategia no está exenta de riesgos, ya que algunos economistas advierten que un dólar demasiado bajo podría desalentar las exportaciones y fomentar las importaciones, afectando el equilibrio comercial.
La posibilidad de que el dólar oficial caiga a $1.000 representa un desafío y una oportunidad para la economía argentina. Mientras el gobierno busca consolidar la estabilidad cambiaria y reducir la inflación, los próximos meses serán clave para evaluar el impacto de estas políticas en el mercado y en la vida cotidiana de los argentinos.
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