El viernes pasado se conoció una insólita noticia: un argentino golpeó a un guardavidas en una playa de Punta del Este, luego de que el rescatista salvase a su hijo de tres años de morir ahogado. Ahora, se suman nuevos detalles sobre la actitud del bañista que, según trascendió, estaba de vacaciones en las playas uruguayas.
Según relató este martes Carlos Curbelo, coordinador de la brigada de guardavidas de Maldonado, el niño estaba nadando en una zona peligrosa de la playa, por lo que el socorrista le pidió a su madre que lo sacase de allí. Se lo solicitó en dos ocasiones, pero la mujer hizo caso omiso de la advertencia.
Momentos más tarde, cuando volvió a mirar hacia el mar, el rescatista vio al niño sumergido, por lo que corrió a socorrerlo. «Lo sacó de abajo del agua», relató Curbelo.
El coordinador de los guardavidas contó que la pelea se inició luego del rescate. El detonante fue un reproche del guardavidas: le dijo al hombre que el incidente no hubiera ocurrido si le hubieran hecho caso cuando él les avisó sobre el peligro. «Tu hijo nació de nuevo», fue una de las frases que el rescatista le dijo al padre del niño. La discusión escaló. Y el argentino terminó dándole un golpe de puño al guardavidas.
Aunque ni el socorrista ni sus compañeros respondieron a la agresión, Curbelo contó que sí hicieron la correspondiente denuncia ante Prefectura. Al agresor le tomaron declaración, pero no fue detenido. Tampoco volvieron a verlo en la playa.
La historia no quedó ahí. En la entrevista con radio La Red, Curbelo contó, indignado, que el agresor se quedó el resto del día en el lugar y que, al retirarse, «le tomaba el pelo al guardavidas, le tiraba besos, le hacía señas».
El socorrista agredido se encuentra en buen estado de salud, aunque sigue enojado. «Él es papá también y le duele esa situación», dijo el jefe de guardavidas.
En cuanto al agresor, Curbelo contó que no volvió a verlo en la playa.
Según el relato del jefe de rescatistas, la zona en la que ocurrió el accidente es un área «muy señalizada», en la que hay banderines y cartelería indicando la peligrosidad de la corriente, advertencias que, como la del guardavidas, los padres pasaron por alto.
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