La decisión que tomó la Convención Nacional de la UCR de suspender las afiliaciones de cuatro diputados que ayudaron al presidente Javier Milei a sostener su veto a la ley de jubilaciones agravó la interna en el radicalismo, con cruces entre el sector alineado con los gobernadores y la conducción partidaria de Martín Lousteau y los dirigentes más críticos del Gobierno.
La Convención Nacional es el órgano que define la estrategia y las alianzas del partido y observa el cumplimiento de su carta orgánica. La preside Gastón Manes, hermano del diputado Facundo Manes, que integra el sector más opositor a Milei dentro del bloque en la misma línea que suele Lousteau desde la presidencia del partido.
Ese órgano resolvió ahora «suspender preventivamente» las afiliaciones al partido de los diputados Mariano Campero, Luis Picat, Pablo Cervi y Martín Arjol tras haberse fotografiado junto a Milei en Casa Rosada y haber cambiado su voto sobre la ley que aumentaba las jubilaciones y agravó la pelea de fondo que hay en la UCR sobre el posicionamiento del partido frente al Gobierno.
Las primeras reacciones a esta medida dejaron en evidencia que esa interna nunca resuelta está en su punto de ebullición y justo en la antesala de la discusión sobre el Presupuesto 2025. El gobierno de Milei ya tuvo una primera muestra de que esa división puede beneficiarlo, pero si se profundiza podría complicar aún más las negociaciones que necesita entablar en el Congreso.
Escala la interna en la UCR y recrudece la pelea entre Martín Lousteau y los gobernadores
La Convención Nacional pidió al Tribunal de Ética de la UCR que analice las conductas de esos cuatro diputados y también las de Roxana Reyes y Gerardo Cipollini, que se ausentaron en la votación sobre las jubilaciones. A ellos no les suspendió la afiliación porque no fueron a la reunión con Milei ni se sacaron la foto en pose de alianza política. Es un paso importante porque las eventuales sanciones podrían llegar hasta la expulsión del partido.
Tras el anuncio, la diputada mendocina Pamela Verasay, que responde al gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, salió a criticar a viva voz a la conducción del partido. «Presidir la Unión Cívica Radical debería tratarse de escuchar la voluntad de la sociedad, construir consensos y comprender realidades territoriales, no utilizar una conducción transitoria y débil para imponer un pensamiento disfrazado de verdad absoluta», disparó.
Fue una respuesta directa al órgano que encabeza Manes y un tiro por elevación a Lousteau y ni siquiera se agotó ahí. Poco después, Cornejo en persona le reclamó a «las autoridades del partido que asuman la tarea de conducir, no que sean la voz de una facción» y, tras apuntar que «la UCR no es una agrupación universitaria, sino un partido nacional», afirmó que la decisión de la Convención Nacional «está mal».
Esto puso de manifiesto que el malestar de los gobernadores radicales, que cultivan un espíritu más colaborativo hacia la gestión de Milei, crece cada vez más y no encuentra solución. El presidente de la UCR (que además es senador) y el gobernador mendocino son las caras visibles de la interna.
«Lousteau sale y dice lo que quiere como si hablara por todo el radicalismo, Cornejo lo llama, lo putea y todo sigue igual«, comentó una fuente del partido ante iProfesional. En la UCR advierten que «está todo roto» porque los bloques de diputados y senadores «perdieron la cohesión», mientras algunos se lamentan por la falta de un acuerdo para una posición más uniforme frente al Gobierno.
¿Puede afectar los planes de Javier Milei la interna radical?
La interna radical escala en un momento clave para el oficialismo por la inminente discusión sobre el Presupuesto 2025. Mientras los gobernadores solo esperan que Milei no los fuerce a un ajuste de u$s60.000 millones -como planteó en su discurso ante el Congreso- para acompañar el proyecto, los diputados que no tienen jefe territorial ponen la lupa sobre temas como los recursos que se asignarán para la educación.
En rigor, la división de la UCR ya le reportó al Presidente un resultado positivo, al evitar que la Cámara baja insistiera con la ley sobre las jubilaciones, pero esto no implica necesariamente que se beneficie en cada votación o en la del Presupuesto en particular. «Se puede asegurar el bloqueo a una mayoría opositora de dos tercios, pero no una mayoría adentro del bloque», analizó una de las fuentes consultadas.
Además, la situación en Diputados es distinta a la del Senado. Allí el bloque radical lo encabeza Eduardo Vischi, punto del gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, pero Lousteau tiene una bancada desde la cual vota e influye en el ánimo de la bancada, con resultados variables: a veces queda solo, como en el rechazo al «mega DNU», y otras es acompañado, como en la sanción de la Ley de Financiamiento Universitario pese al veto seguro de Milei.
De esta forma, la crisis que atraviesa a la UCR no tiene por ahora un impacto lineal en los planes del Gobierno para el Congreso, pero si puede complicar las negociaciones que se ve obligado a tener con el radicalismo por estar en franca minoría en las dos Cámaras: si se profundiza la división, también se multiplican los interlocutores y se vuelve más difuso el número final para cada votación.
La UCR, sin rumbo en el Congreso: ¿se viene una cumbre radical?
La interna del radicalismo no augura una pronta solución. Algunos dirigentes de peso, como el senador y presidente de la UCR bonaerense, Maximiliano Abad, reclaman hace meses una reunión cumbre para definir una posición orgánica del partido frente al nuevo Gobierno, pero eso sigue sin ocurrir. Ni Lousteau, ni los hermanos Manes, ni los gobernadores lo promueven. Al menos hasta ahora.
En la misma resolución que definió la suspensión transitoria de los diputados la Convención Nacional instruyó a Lousteau en su rol de presidente del Comité Nacional del partido y a los jefes de bloque de ambas Cámaras para que, junto con las demás autoridades partidarias y los gobernadores, definan de una vez por todas el rumbo de la UCR.
En rigor, les pidió que establezcan «una mesa de diálogo en la cual se busque unificar criterios en el accionar legislativo«, es decir, la estrategia del radicalismo en el Congreso, para «evitar situaciones» como la de los diputados que se diferenciaron del bloque para apoyar al Gobierno. Y es que a diferencia con otras veces que votaron divididos, en esta oportunidad el quiebre fue decisivo para el resultado final: sin esos cuatro votos, el veto de Milei hubiese caído.
Así la decisión de la Convención Nacional de la UCR sobre esos diputados calentó todavía más la interna partidaria y empieza a obligar a los referentes del radicalismo a encontrar la forma de mantener la unidad de los bloques para no terminar en una ruptura como la que ya tuvieron en el pasado. Javier Milei espera retener el apoyo que consiguió mientras se define si esa crisis política lo ayuda o lo perjudica.